Macron “El hermoso” y la bestia del gobierno mundial

 

En estos últimos días, el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, queriendo meter quinta velocidad, en realidad metió reversa, para revivir las glorias del pasado imperial de su país al ofrecerse como un espejo europeo de la geopolítica de Washington.

 

No contento con meter a la República Francesa al “Nuevo eje” al lado de Estados Unidos y del Reino Unido, para bombardear a Siria el pasado 14 de abril, Macron lanzó una proclama: 1) Decidió participar en el ataque para mandar un recado al presidente Vladimir Putin de que a Francia se le debe tomar en serio; y 2) Luego del fin del conflicto, Estados Unidos, Francia y sus aliados deberán permanecer en el país árabe para reconstruirlo e impedir las amenazas representadas por Irán y el presidente sirio Bashar al-Assad.

 

Antes de su visita de Estado a Estados Unidos, del 23 al 25 de abril, anunció, igualmente, que trasmitiría a Trump el mensaje europeo de que no habría un “plan B” para el acuerdo nuclear con Irán, al que su anfitrión se opone visceralmente (lo cual sería reforzado por la Canciller alemana, Angela Merkel, quien andará por Washington el 27 de abril).

 

“RECADO” PARA PUTIN

En lo que toca al “recado” para Putin, el líder del Kremlin no debe haberse impresionado mucho, luego del tropiezo de las fuerzas francesas en el ataque a Siria.

 

El centro de control militar ruso en Siria, monitoreando el ataque en todas sus etapas y ayudando a las defensas antiaéreas sirias a derribar el 70 por ciento de los proyectiles atacantes, no detectó la presencia de ninguno de los cazas Rafale franceses en la zona, y tan sólo registró la presencia de la fragata Languedoc.

 

La misma prensa francesa informó, además, que uno de los cazas no consiguió disparar uno de sus dos misiles y se vio obligado a lanzarlo al mar, y que las otras dos fragatas habían sufrido averías electrónicas que les impidieron disparar sus proyectiles crucero de última generación -para algunos por interferencia de las contramedidas electrónicas rusas (Réseau Voltaire, 24/04/2018).

 

A propósito de la autoproclamada “misión” de reconstrucción de Siria, el presidente al-Assad adelantó que no se recibirá a empresas occidentales en la reconstrucción (Euronews, 15/04/2018). Y días después, cuando Macron anunciara los procedimientos para retirarle a al-Assad la condecoración de la Legión de Honor, concedida al mandatario sirio por el presidente francés Jacques Chirac en 2001, el dirigente sirio se anticipó y devolvió la condecoración.

 

Un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores afirmó: “Para el presidente sirio no es una honra usar una condecoración atribuida por un país que es esclavo y seguidor de Estados Unidos, que apoya terroristas” (Independent, 20/04/2018).

 

Ya en la capital estadounidense, Macron, sin consultar a sus pares y socios europeos en el Plan de Acción Conjunto y Completo (JCPOA, por sus siglas en inglés), nombre oficial del acuerdo con Irán, concedió a Trump que este acuerdo necesitaría ampliarse para incorporar restricciones en la tecnología de misiles y de la influencia iraní en países como Yemen y Siria.

 

“NUEVO ACUERDO NUCLEAR NO ESTÁ EN AGENDA”

Las respuestas fueron inmediatas. Un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Berlín afirmó que “un nuevo acuerdo nuclear no está en la agenda” (Bloomberg, 25/04/2018). En Moscú, el Portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, reforzó la posición rusa: “No sabemos lo que se está discutiendo, nosotros apoyamos el acuerdo nuclear como hoy. Creemos que no hay otras opciones” (PressTV, 25/04/2018).  El Canciller iraní, Mohammad Javad Zarif, fue categórico al afirmar que su país se retirará del acuerdo si Estados Unidos lo hace (PressTV, 25/04/2018).

 

Zarif, quien se encuentra en Nueva York para dictar conferencias en instituciones estadounidenses, -incluyendo una en el ultra selecto Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York (CFR)-, ha puesto el dedo en la llaga de la causa profunda de los problemas del Medio Oriente, o sea la estrategia hegemónica encabezada por el eje angloamericano, al que Macron se unió.

 

“En las guerras del siglo XX y XXI no hay vencedor; solamente el grado y la cantidad de pérdidas serán diferentes. En la era globalizada… no se puede tener seguridad a costa de la inseguridad de otros. La era de la influencia hegemónica acabó hace mucho tiempo,” dijo en el CFR.

 

Y en una conferencia en Naciones Unidas afirmó:

“Evitar conflictos requiere que se enfoquen las causas fundamentales, en especial los problemas que se refuerzan mutuamente, de ocupación, de intervención extranjera y de extremismo. Además de esto, el promover ilusiones hegemónicas o tratar de obtener seguridades a costa de otros por medio de la exclusión o de la formación de bloques ha causado invariablemente tensiones y conflictos y llevado a carreras armamentistas destructivas,”

 

Aunque a los líderes del “Nuevo eje” -Trump, Macron y la Premier inglesa, Theresa May- les queda el saco presentado por Zarif, Trump y Macron merecen mejor nota por su actuación en la Casa Blanca; se pusieron a jugar con la estabilidad del Medio Oriente entero y, por extensión, con la paz mundial, al empeñarse en mantener las estructuras coloniales, francamente condenadas a parar en el basurero de la Historia.

 

Por lo demás, la dupla de bufones –maquillados para brillar en los papeles del hermoso y la bestia del “gobierno mundial”- demuestra que, como destaca la nueva “Estrategia de Seguridad Nacional” de Estados Unidos, el combate al terrorismo nunca fue nada más que un pretexto para ocultar el verdadero enemigo: los estados nacionales soberanos.

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